Cruzamos el puente peatonal sobre Viaducto y nos topamos con decenas de fans de Soundgarden. La mayoría era un lugar común de la indumentaria de los primeros años de la década de los noventa: playeras (obviamente) de Soundgarden o de bandas contemporáneas de Soundgarden, y jeans raídos y Converse o Doctor Martens, y camisas de leñador. También, algunos fans, llevaban mechones de pelo teñidos de morado o de verde o de rosa. Algunos fans también llevaban a pequeños que parecían imitadores de Eddie Vedder.
Me acordé de cuando yo vestía así, cuando, todos los días, me ponía al revés una vieja sudadera roja Adidas y unos jeans grises que estaban desgastados en las rodillas y una playera negra con el rostro de Kurt Cobain y unos Converse como los que él traía puestos en esa morbosa fotografía que circulaba en algunas revistas amarillistas y en la que se veía parte de su cadáver, en el invernadero de su casa en Lake Washington.
Tuve una regresión a la primera vez que vi el video de “Fell On Black Days” o de “Black Hole Sun” en la tele, cuando estaba en la prepa, un domingo en el que, para variar, no tenía nada más importante qué hacer que escuchar música y matar el tiempo escribiendo poemas de amores insatisfechos y de autodestrucción, y se me antojó un cigarrillo, pero me había prometido no fumar más que cuando la necesidad de fumar fuera incontrolable.
Había estado fumando mucho últimamente, casi dos cajetillas en un fin de semana, casi tres cajetillas de lunes a viernes, y mi pretexto era el estrés.
Todos los días me obligaba a subir las escaleras hasta el quinto piso del edificio principal de la Facultad de Medicina, donde estaba el laboratorio en el que corría mis experimentos del doctorado. Me chocaba mucho trabajo subir por las escaleras los cinco pisos para llegar al laboratorio todos los días. Me encabronaba ver a los estudiantes de licenciatura Traté de enfocarme en otros pensamientos, en dejar de pensar en cuánto se me antojaba un cigarrillo. Traté de enfocarme en algún recuerdo feliz que evocara la música de Soundgarden. en lo que representaba ese concierto,
Luego tocaron Never The Machine Forever -una de las canciones que más me gustan de Down On The Upside-, Hunted Down -una de las pocas canciones de la era previa a Badmotorfinger que me gustan- y Flower.
Ben Shepherd, con su 1.93 de estatura y su peculiar manera de tomar el bajo casi a la altura de las rodillas, era el único miembro de la banda que recorría el escenario de un lado a otro y el único que parecía estar más conectado con el público.
Pensé que tal vez tocarían alguna de las canciones de su autoría, como Head Down.
¡Eran de la misma sección que los del concierto de los Pumpkins!
(Compré boletos de la sección C porque la beca termina en diciembre -aunque ya me puedo titular, todavía quiero terminar otros experimentos que me tomarán algunos meses del año siguiente- y necesitamos ahorrar.)
El escenario no nos quedaba tan lejos, pero aún no había mucha gente.
Sabía que cuando el foro se llenara, no escucharíamos ni veríamos nada bien desde allí.
Comencé a beber para dejar de pensar en ese asunto.
Mientras bebía y el foro se iba llenando poco a poco, los técnicos de sonido de Soundgarden subieron al escenario.
El concierto estaba anunciado a las 21:00 horas. Apenas eran las ocho y cuarto.
Los técnicos de sonido se quedaron en el escenario un largo rato y luego subieron en repetidas ocasiones.
La espera me pareció tan tediosa que tuve que beberme otra cerveza.
Pasaron unos veinte minutos y en algún momento encendí un cigarro y empecé a fumármelo.
Más o menos dos terceras partes del foro ya estaban llenas, y la gente comenzó a corear el nombre de la banda para ejercer presión.
Ya estaba ebrio y por esa razón consideré unirme a los coros, pero me dieron ganas de ir al baño.
Qué tal si Soundgarden salía al escenario precisamente cuando yo estaba en el baño.
No quería entretenerme, pero no pude ignorar las conversaciones de la gente.
Uno de ellos lo había visto tocar una Jazzmaster en un concierto reciente en Europa, y los dos especulaban que saldría a tocar esa noche con esa guitarra porque las Fender sonaban mucho mejor que las Gibson.
Una mujer con los hombros descubiertos y llena de tatuajes de calaveras y catrinas platicaba con un tipo barbudo de aspecto hipster y le decía que no le había gustado para nada la carrera solista de Chris Cornell.
El hipster le decía que Audioslave había sido una gran banda y que Chris Cornell tenía toda la libertad de explotar su voz y de cantar Billy Jean, o lo que le diera la gana.
Estuve de acuerdo con él.
Can't Change Me, Like A Stone y I Am The Highway son de mis canciones preferidas de todos los tiempos.
Son muy emotivas y siempre que las escucho me transportan a momentos que me gusta recordar.
Una de ellas decía que Bush, y la otra decía que Silverchair.
Me parecieron de lo más idiotas.
Estaba ya tan ebrio que no toleré su falsedad.
Pensé que ni siquiera conocían a Mudhoney, ni sabían que un tal Jason Everman había tenido un paso fugaz por Nirvana antes de tocar un par de conciertos con Soundgarden.
Obviamente tampoco sabían que Kurt Cobain había despedido a Jason Everman de Nirvana porque consideraba que él ejercía una influencia heavy metal en su banda y que justamente por esa razón Soundgarden lo había contratado.
Mucho menos sabían que Jason Everman había dejado la música y que se había enlistado en las Fuerzas Especiales del Ejército de Estados Unidos y que incluso había combatido en Afganistán.
Estuve a punto de detenerme, para decirles dos o tres cosas, pero ya no resistía.
(Cada vez que la gente coreaba
era espeluznante.
No podías dejar de imaginarte cómo había sido la primera vez que todos los miembros de la banda escucharon juntos esa canción por la radio.
Iban en el automóvil de su mánager. Kurt Cobain acababa de morir.)
La última canción antes del encore fue Blow Up The Outside World.
Chris Cornell sostuvo el micrófono en lo alto y conminó a la gente a hacer los coros y éstos continuaron mucho tiempo después de que la canción terminara.
La comunión entre él y el público fue impresionante.
El encore terminó con Slaves & Bulldozers.
Me hubiera gustado escuchar Let Me Drown, Head Down y Applebite.